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martes, 5 de abril de 2011

Una historia corta de terror

Para un Halloween me compré una máscara de una bruja. La compré precisamente para jugarle una broma a mi hermano, pero al final la "broma" fue para mí mismo.

El 21 de Octubre fui al super mercado a hacer las compras de la despensa. El apogeo de la noche de Halloween podía verse ya en cada pasillo del súper mercado, adornado con murciélagos y calaveras de papel. En el pasillo de desechables y fiestas podía verse un aparador de máscaras con motivo de la celebración. Inmediatamente me llamó la atención la mascara de una bruja de nariz larga, puntiaguda y con una verruga protuberante en la punta de la misma. Lo primero que pasó por mi mente fue, que excelente broma puedo jugarle a mi hermano, aunque ahora que lo pienso, sentí algo de miedo al verla. La dejé en paz, mientras hacía mis compras, pero no puedo negar que la idea me daba vueltas en la cabeza. La loca idea de ponerme aquella mascara de bruja, que aunque me producía cierta repulsión, estaba dando vueltas en mi cabeza queriendo comprarla. Pasillo de lácteos, y la mascara en mi cabeza. Pasillo de desechables, y la maldita mascara en mi cabeza. Es obvio que en una historia de terror pase, pero, ¿en la vida real? Al llegar a la caja, ahí estaba, más tentadora y aterradora que nunca, colgada en donde los cepillos de dientes. Un impulso me hizo meterla en el carrito de compras. Yo siempre con la idea de jugarle la broma a mi hermano... pero algo en el interior me llamaba más la atención. La cajera me cobró los yogures, los enlatados, y llegó la hora de pasar el código de la dueña de mis pensamientos... Una vez. Artículo no reconocido. Otra vez. Lo mismo. Acabaron cobrándola como cualquier otra mascara, porque yo la quería. Y cuando yo quiero algo conmigo, lo tengo.


Llegué a casa de mi hermano... me escondí e hice mi propósito. Cuando salió de su habitación, le he pegado el susto de su vida con la mascara. Reí, reí como nunca en mi vida. Por un momento, al escucharme, sonaba como risa de un loco. Ideas mías. Me pidió que se la prestara para hacerle la misma broma aun amigo suyo. Le dije que no. Que la mascara es mía. Que ni siquiera la tocara. Así pues, la metí en la guantera de mi coche.

Llegué a casa. Como imaginaran, vivo solo. No es una historia de terror sino vives solo en una casa. Bajé las compras, pero había algo en mí. Algo que me decía que me la pusiera. "La mascara" decía. Cansancio, fue lo que pasó por mi mente. Terminé de bajar las compras, y recordé la guantera. Ahí estaba, doblada por la mitad mitad, la mascara de la bruja.

¡Un impulso! Eso me hizo ponérmela apenas había entrado en la casa. Un sentimiento de grandeza me hizo verme al espejo con la mascara puesta, y un toque de locura me hizo sacar la lengua viéndome en él.

De hecho escribo estas palabras con la mascara puesta. Ella me hace reflejar lo que estoy relatando... En ella me oculto antes mis problemas y mis alegrías. Si a alguien han de agradecer este relato, que sea a ella, a mí.

jueves, 10 de febrero de 2011

Un bonito receso en la historia que nunca terminaré de escr.... cof, cof... que ya casi termino.

Yo tenía un perrito, se llamaba "Séptimo". Yo era pequeño y lo encontramos en la calle. Yo le había puesto de nombre "Gadget", porque en aquél entonces estaba de moda la caricatura del detective del mismo nombre. Por azares del destino, descubrimos que el perrito tenía dueño, y que su nombre real era el que dije primero. Lo bueno, para mí, fue que sus dueños ya no lo querían, así que pude quedarme con él. Nunca había tenido una mascota... bueno si, un loro, pero ese se escapó porque.... bueno, luego cuento esa otra historia. Pero un loro no es una mascota de verdad. O al menos no se compara con un perro. Ya saben, el mejor amigo del hombre y eso. El caso es que un día me encontré a "Séptimo" hinchado, tirado en la carretera después de haberlo andado buscando por días y haberlo dado por perdido.

Fin.

viernes, 22 de octubre de 2010

Prólogo.

El estallido de una bala lo despertó. Con la segunda detonación, dio el brinco de la cama y se levantó. ¿Habían disparado en casa? ¿Pero quién? Su corazón latía a mil por hora. Sentía un sudor helado correr por su frente y mejillas. No sabía qué hacer. Su reacción inmediata fue esconderse debajo de la cama. Poco tiempo después, desde abajo, ve a su padre entrar por la puerta que deja entre abierta, y alcanza a ver tirado en el suelo el cuerpo de su madre, con un hoyo en la cabeza y la cara cubierta de sangre. Convulsionaba. Sabía esa palabra porque la había aprendido en la escuela la clase anterior de Biología. Su padre lo llamó por su nombre. – Juan. - La brisa entraba por el umbral de la puerta, y con ella le trajo el olor a licor que destilaba su padre. – ¡¡Juan!! – Gritó ahora. La luz de su cuarto estaba apagada, así que su padre no pudo ver que no estaba en su cama. Apuntó hacia ella y disparó tres veces. Dio la media vuelta y volvió a salir por la puerta cerrándola con un azotón. Juan salió de debajo de la cama rápidamente, abrió la ventana y saltó del otro lado. Fue la última vez que vio su casa, su cuarto… pero no a su padre.

lunes, 9 de agosto de 2010

Inserte Relato Aqui....

Mi cabeza a empezado a dar vueltas de nuevo. Estoy escribiendo un relato que pienso ir publicando semanalmente. Los ehhh, no se... Lunes.... o Miercoles. Aun estoy escribiendolo asi que no creo empezar a publicarlo todavia, hasta que este completamente terminado. Ademas, como saben, mi laptop no tiene acentos. Asi que, como aqui es donde la estoy escribiendo.... despues de terminar de escribirla tengo que darle una revisada en otra PC que tenga el teclado en español para ir poniendo acentos y esas cosas de la ortografia. Pero es una idea que me ha entusiasmado desde hace tiempo pero que no tenia una historia en mente, dado que es dificil hacer una "novela semanal". Pero ahora que tengo la idea clara, me he propuesto como meta terminarla. Asi que esperen pronto la publicacion de esta. Cuanto durara? No se. Pueden ser 3 semanas solamente... o tal vez me alargue. todo dependera como se vaya desarrollando. Envio, pues, un saludo a todos ustedes, y esperen noticias pronto.

domingo, 21 de febrero de 2010

Experimento #341. Halo helmet.

En vista que este blog esta más muerto que la vida sexual de mi hermano. Me dispuse a realizar un experimento con ayuda del espécimen antes mencionado.

¿Cuántas balas puede resistir realmente el casco de Master Chief?
¿Qué es lo que hace que ese güey sobreviva a tanto desvergue?
¿Es acaso el nuevo mesías, el Jebús de nuestros tiempos?
¿Por qué Huelemelpie ya no se actualiza?
¿Cómo fue que Edipo no pudo darse cuenta que era su Padre?

La respuesta a algunas de estas incógnitas me dispuse a desvelar con ayuda de mis fieles compañeras...



y....



El secreto detrás de... HALO!!

Así pues, debido a mi estado etílico, y a la servicialidad y autísmo de mi fiel compañero, nos dispusimos a poner manos a la obra.


El sujeto.

¿Qué dijeron? ¿Spartan 117? ¿Mojaron el calzón, pinches Halo-es-la-verga-y-yo-si-se-la-mamo-aunque-sea-un-juego-muy-culerito-que-no-aporta-nada-nuevo-al-género?

Pues ah-ah. Ese es el pinche casco edición especial, de la 360 que traía no se que mamadas de halo3. La truza del imbécil del Master Chief o el kotex de la mamá.

No sé y no me interesa. Pero el compro-la-más-mínima-idiotez-que-saque-el-hijoputa-ese de mi hermano se hizo de ella.

Como para este entonces, yo ya me encuentro en un estado alcoholizado deplorable, presento los resultados de este experimento.


Eh, eh. Perdón. Ese soy yo sacándome un moco. Esto no debería haber pasado. Esta es la imágen en cuestión:


En conclusión. Después de 323 disparos calibre .177, 1.442 disparos de balines, 4 granadas expansivas, 3 bazookazos, 5 bombas de humo (pa' los mosquitos) y 3 o 4 pedos, podemos decir que los daños en el casco del jijueputa Spartan fueron mínimos. Otra de las conclusiones que saqué, es que me pongo bélico cuando tomo. Y otra es, que mi hermano, aparte de ser Halo groupie, es un buen patiño. Pero no es buen acompañante de alcoholes...



Mi blog volvió. En forma de fichas.